Quince días en Nueva York

Y el día llegó en que me regresaron el dinero que cada mes me descuentan automáticamente para el "fondo de ahorro". Tenía tres opciones: ahorrarlo (aburrido), gastarlo (¿en qué?) o viajar a Nueva York. Heme aquí, dos semanas de vacaciones en Nueva York: adiós refrigerador, adiós lavadora, adiós casa del infonavit

Tuesday, July 18, 2006

El corazon de Downtown Manhattan

Antes que nada, quiero aclarar que esta ciudad es L'INFERNO DI DANTE en verano. Ayer estuvimos a 100°F, o sea a 37.8°C.

En dichas condiciones de calor (y sin protector solar), caminamos desde la casa hasta la punta sur de la isla, hasta Battery Park. Desde ahí se ve la estatua de la libertad. Es la zona de Wall Street y los grandes edificios. Cerca de donde estuvieron las Torres Gemelas.

---la vista de la estatua de la libertad desde Battery Park. Apenas se ve, pero ahí está

Nunca me entusiasmó la idea de ir a la estatua de la libertad ni de conocer Ground Zero. Y no es que crea que son lugares irrelevantes, sino que me molesta el discurso que se produce detrás de dichos símbolos. Me fastidia la repetición ad nauseam de los slogans estadounidenses: "the land of the free", "evil must be confronted wherever it exists because evil is not compatible with liberty", "God bless America", etc., etc. Existe solamente un relato al respecto que me conmueve: en Novecento, de Alessandro Baricco, el narrador describe cómo le cambiaba la mirada al primer pasajero del barco que veía la estatua de la libertad al llegar a Estados Unidos. Pero claro, eso era a principios del siglo XX, en otras circunstancias.

Decía que estuvimos (caminamos hasta) en Battery Park, donde había una fuente llena de gente refrescándose porque el calor es realmente insoportable. Vimos edificios y edificios y más edificios. Enormes, altísimos, monstruosos, separados uno del otro por escasos y peligrosos cinco metros. Vimos hombres y mujeres de traje, camisas y blusas de manga larga, portafolios en mano. Pero ellos no sienten el calor: viajan en su carro con aire acondicionado, llegan a su oficina con aire acondicionado y regresan a su casa con aire acondicionado. Por eso se pueden vestir así. Pero es gracioso, porque fuera de esa zona todos usan shorts, faldas ultracortas y sandalias.

Y ese es otro tema que me gustaría abordar en otro post, porque aún no tengo la fotografía que compruebe ese comportamiento tan extraño de los neoyorquinos. Ciertas costumbres que en México serían sumamente peligrosas.

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